DE REPORTE INDIGO

El rector, Slim y la anomia

Por: Ricardo Rocha

La palabreja la aprendí recientemente. Significa: “La incapacidad de la estructura gubernamental de proveer a los individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad”. Díganme si no parece un retrato hablado del actual momento del país.
Hoy, la crisis financiera ha derivado en una crisis económica de incalculables proporciones. Pero vivimos también una creciente crisis social derivada del desempleo, la devaluación del peso y el desaliento generalizado. Sume usted una sangrienta crisis de inseguridad que estalla día a día en nuevos y demenciales niveles de violencia. Pero a éstas hay que añadir la peor de todas: una dolorosa crisis de valores. En la que están ausentes el patriotismo y el amor a la nación. En la que se duda del valor del trabajo y de las palabras. Y en la que predominan la miopía, la negligencia, la insensatez y las frases huecas.
Baste la incontinencia verbal de los secretarios de Estado en los días recientes. En paralelo, el chismarajo de las grabaciones y revelaciones escandalosas deja chiquita a la inmensa filósofa política Celia Cruz: “Ponina y Songo le dio a Borundongo; Borundongo le dio a Bernabé; Bernabé le pegó a Muchilanga…”, y así ad infinitum. Todo para que al final se imponga nuevamente el cinismo.
¿Qué pueden esperar los ciudadanos de un gobierno así? Ahí tiene pues lo de la anomia: individuos aislados, desamparados e incomprendidos por un aparato gubernamental cada vez más insensible y distante; inermes ante los embates de las adversidades cotidianas.
Ante ese panorama desolador sería bueno repasar los discursos recientes de dos personajes sustantivos: el doctor José Narro Robles, rector de nuestra UNAM, y Carlos Slim Helú, el empresario más importante del país. En el foro convocado por el Congreso el primero ofreció la más lúcida de las visiones de conjunto sobre nuestro actual estado de cosas. Estableció que “junto con las acciones inmediatas dirigidas a paliar los efectos de la crisis, se requiere impulsar políticas de largo aliento… que ayuden a perfilar una sociedad más incluyente, con prioridades diferentes y rumbo claro”.
Llamó a flexibilizar el debate doctrinario y a romper con los dogmas para aceptar que “la mano invisible del mercado no es suficiente para la sociedad, por lo que ésta requiere de la mano visible del Estado”. Exhortó a tareas muy concretas como la rehabilitación de escuelas y hospitales y una gran cruzada para alfabetizar —una vergüenza de estos tiempos— a 6 millones de mexicanos que todavía no saben leer ni escribir. Acciones que a la vez significarían la creación oportunísima de miles de empleos.
Slim, por su parte, hizo un análisis descarnado pero inobjetable de la realidad actual y del futuro inmediato. Que por cierto le valió una andanada oficial y extraoficial despiadada.
En lugar de invitarlo, cerebralmente, a comprometerse con acciones concretas, el gobierno puso otra vez el hígado por delante y abrió otro frente contra un superdotado para generar empleos y riqueza. Que, por otra parte, también aportó propuestas específicas, como: volcarse a la economía interna; impulsar las pequeñas y medianas empresas; priorizar el empleo; eliminar las regulaciones restrictivas y evitar el uso de los combustibles como recaudación fiscal.
Pero lo sustancial es que Narro y Slim coinciden en una urgencia fundamental: la revisión de un modelo económico agotado que nos condena a la desigualdad y al decrecimiento. Que nos expone a la explosividad social. Y que no corresponde a las necesidades de las mayorías.
De eso hay que convencer a las minorías que nos gobiernan.


La falacia de la "lucha contra el narco".

Por: Edgar González Ruiz

Alcohólico y criminal, Felipe Calderón, candidato de la derecha católica, llegó al poder en 2006 mediante el fraude en las urnas y por medio de una guerra sucia, que incluye el apoyo forzado de narcotraficantes como el chino Ye Gon (a quien los esbirros de Fecal lo amagaron para arrebatarle su dinero: "o cooperas o te damos cuello").

Para justificar su gobierno, dado que el PAN se negó en 2006 a llevar a cabo un recuento de los votos, que hubiera evidenciado el fraude, Fecal ha recurrido a un truco muy antiguo en la historia universal: inventar un enemigo invencible para que la sociedad se una contra él en favor del gobierno.

En la estrategia de Fecal ese enemigo es "el narco", al que fantasiosamente la publicidad oficialista dice que el gobierno le declaró la guerra. La idea es ridícula, pues en todo caso el tráfico ilegal de drogas es un negocio que requiere no sólo de operadores, que directamente lo lleven a cabo, sino, ante todo, de complicidades de militares, policías y otros funcionarios, que se benefician de él.

Pero hay un aspecto que es primordial: ¿está justificada la prohibición contra las drogas?. Evidentemente no lo está, pues nadie tiene el derecho de imponerle a otros lo que deben o no consumir, y por lo anto, si el consumo de las drogas no se debe criminalizar, tampoco puede haber una prohibición absoluta de su comercio, si bien éste debe regularse, pues se trata de sustancias que pueden tener efectos sobre la mente y sobre la conducta humana, de la misma manera que los tiene el alcohol, cuya prohibición, nacida de la torcida mente del puritanismo estadounidense, fue uno de los grandes desastrres en materia de políticas públicas.

Es una triste realidad histórica la persistencia de ese tipo de políticas intolerantes, como fue en su tiempo la prohibición del alcohol, y más antiguamente la que ejerció la Inquisición, llevando a la hoguera a judíos y otros disidentes, meramente por el hecho de no practicar la religión de la mayoría.

La decisión de consumir drogas o no, es un asunto personal, que debe asumirse bajo la propia responsabilidad, exactamente igual que la de practicar cualquier religión, o no practicarla, o gustar o no de un determinado alimento. No es algo que otras personas -médicos o funcionarios-deben decidir en lugar de uno, si bien su opinión acerca de los efectos de determinadas sustancias, puede resultar de interés para los interesados en consumirlas.

Por ende, la sociedad mexicana debería unirse, pero no para defender a Fecal, pues la legitimidad que así obtenga, como se ha visto, la usará para apoyar los proyectos del clero y de los grandes empresarios, sino para luchar contra la absurda penalización de las drogas.

Para ello, hay que vencer la hipocresía que lleva a pensar que el consumo de una droga es un asunto tan grave que para evitarlo debe intervenir el ejército con tanques, aviones y equipos sofisticados, cometiendo todo tipo de abusos, incluídos violaciones y asesinatos. ¿realmente es tan grave que alguien pruebe alguna droga?, ¿es lógico que un alcohólico persiga con saña a quienes acceden a otras drogas, como la mariguana o la cocaína?.

La estrategia mediática de Fecal se basa en consignas de los grandes medios, como la de evitar las críticas al clero y a la derecha, y concentrarse en los pleitos de los narcos, que siempre han existido, pero que ahora se magnifican (por exageraciones de lo smedios, y por el hecho de que Fecal, con su estrategia militarista está haciendo crecer el negocio del tráfico ilegal de las drogas, que sólo desaparecerá con la despenalización).

Por otra parte, las siguientes etapas de la estrategia Fecal son previsibles: una vez que con el cuento del narco, los medios lograron distraer la atención de la gente, haciendo que deje de tener una actitud crítica ante el gobierno ilegítimo, es previsible que en fechas cercanas a los comicios del 2012, empiecen a hacer una intensa propaganda en el sentido de que "Fecal triunfó en la lucha contra el narco", lo cual sería un cuento ad hoc para inducir a la gente a votar por el PAN, que tanto ha perjudicado los intereses del pueblo, con la desnacionalización de Pemex, las alzas a productos básicos, el ataque a la educación pública, la devaluación, etc.

Lo absurdo de la penalización de las drogas y la gravedad de sus consecuencias es evidente si nos preguntamos: ¿qué sucedería si a personajes autoritarios se les ocurriera algún día la criminalización del consumo y comercio del tabaco, del alcohol (volver a la llamada Ley Seca), o de otros estimulantes?. Pensemos en lo ridículo y trágico a la vez de una situación en que se movilizaría a la policía y al ejército para evitar que una persona se fume un cigarro, o se tome una copa de vino. Esto es lo que está sucediendo hoy con las drogas.




Nuevas protestas en Catedral

Por. Edgar González Ruiz

Al igual que hace dos años, algunas personas se han manifestado a las puertas de Catedral contra los abusos del clero, y en defensa del estado laico.

Lo hacen valientemente, a pesar de que Norberto Rivera dispone, gracias a Calderón, de pefepos y elementos del Estado Mayor presidencial listos para reprimir a quien se atreva a cuestionar al jerarca, que sin embargo, cada semana arremete contra librepensadores, feministas y otros sectores de la sociedad, mediante la publicación clerical Desde la Fe.

De manera incongruente, los abogados de que dispone Norberto han llegado a acusar a sus críticos alegando que quien critique al cardenal, o en general al clero, incurre en “discriminación” contra los ensotanados, quienes desde hace años han organizado campañas contra las mujeres que abortan, contra los homosexuales etc.

Se ha destacado en esas protestas, con una gran valentía y sentido cívico, la señora Julia Klug, quien ha sufrido diversas agresiones, tanto físicas como judiciales, por parte de las huestes de Rivera.

El pasado viernes 20 de febrero, acudieron algunos manifestantes a las afueras de Catedral, cuestionando la intromisión del clero en asuntos políticos, y el contubernio de jerarcas católicos con el gobierno de Fecal.

En sus pancartas hacían notar el papel de la jerarquía católica a lo largo de la historia, avalando a personajes sanguinarios, como Hernán Cortés y Victoriano Huerta, oponiéndose a la Independencia de México, a la reforma Liberal encabezada por Benito Juárez, y a la revolución mexicana, y orquestando episodios sangrientos y retardatarios, como fue la guerra cristera de 1926 a 29, y ahora apoyando al PAN y al gobierno de Fecal, que buscan el expolio y la militarización del país.

Ciertamente, Cortés y la tropa de asesinos que conquistaron México, violaban, mutilaban y mataban apelando al nombre de Dios, como lo dejó asentado ese personaje en sus famosas Cartas de Relación a Carlos V.

Vale la pena citar un par de pasajes de la segunda de esas cartas, que data de 1520. Leemos: “Bien pareció que Dios fue el que por nosotros peleó, pues entre tanta multitud de gente y tan animosa y diestra en el pelear, y con tantos géneros de armas para nos ofender, salimos tan libres”.

Otro pasaje de los muchos que demuestran cómo se impuso la religión católica en el país: “Y como traíamos la bandera de la cruz, y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen daño”.

En la Colonia, el Santo Oficio castigó e incluso mandó a la hoguera a personas acusadas de no profesar la religión católica, o incluso de decir algo contra ella, con una actitud que quisieran revivir Fecal y Norberto Rivera.

Miguel Hidalgo, fue degradado y excomulgado por haber encabezado la lucha por la Independencia, y es bien conocida la fobia de la jerarquía y de la derecha contra Benito Juárez, actitudes en las que se destacaron, más recientemente, personajes como el foxista Carlos Abascal y como su padre Salvador Abascal, quien publicó un libro contra Juárez titulado “Juárez Marxista”, y donde leemos:

"Los hechos demuestran que excede con mucho el indio zapoteca al turco, quizás judío en ese bárbaro oficio de odio, en exacta coincidencia con Carlos Marx, a la Iglesia Católica y consiguientemente a su obra, la Cultura Occidental"

Victoriano Huerta, el asesino de Madero, de Pino Suárez y luego del valiente legislador Belisario Domínguez (cuya madre, dicho sea de paso, era de origen guatemalteco, igual que la señora Klug), actuó con el apoyo de jerarcas católicos, que aplaudieron su llegada al poder, y que habían conspirado con él, como lo documenta Alfonso Taracena en su verdadera Revolución Mexicana.

Como dejó asentado el historiador y periodista, en febrero de 1913, días antes del cuartelazo de Huerta, se multiplicaban las conjuras secretas, de tal suerte que en el templo de la Profesa se reunía el arzobispo Mora y del Río, con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, y con Huerta y otros personajes para derrocar a Madero.

La violencia cristera condujo a esos fanáticos a desorejar y asesinar maestras rurales, a masacrar a los agraristas, y a perseguir a quienes no profesaban el catolicismo.

Ahora, como aliada histórica que es el PAN, la jerarquía justifica los desmanes de Fecal, incluyendo la militarización del país, que la propaganda oficialista intenta justificar apelando a una supuesta lucha contra “el narco”, que descansa, a su vez, en la absurda idea de mantener la criminalización de las drogas, como a principios del siglo XX sucedía con el alcohol, al cual, como es sabido, Fecal es muy adicto.

En suma, esos ciudadanos que van a protestar a Catedral están dando a la sociedad una lección de civismo y lucidez, están demostrando cómo se debe actuar, en momentos en que muchas personas se han dejado influir por la constante propaganda que difunden los “grandes” medios, sobre todo la televisión, en apoyo al gobierno de Fecal.

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