Lamentable, la presencia de Calderón en el encuentro de las familias
Lamentable. Así calificamos la presencia y la intervención de Felipe Calderón Hinojosa en la apertura del Encuentro Mundial de las Familias 2009, encuentro claramente auspiciado por el Vaticano, por la jerarquía de la iglesia católica mexicana y por empresarios.
Lamentamos que Calderón haya decidido asistir, en su calidad de presidente, a un encuentro con un trasfondo religioso, donde obispos –quienes no están habilitados para incidir en leyes y políticas públicas- se pronunciaban en contra de leyes y normas aprobadas por poderes legítimamente elegidos en el marco de un estado democrático y laico.
Lamentamos que Calderón haya resaltado en el espacio público su fe, los santos de su devoción, los religiosos que lo educaron y también que le haya enviado un mensaje al Papa diciéndole que "lo extrañamos en México". Con este mensaje se toma la atribución de hablar en nombre de todos los mexicanos sobre un personaje religioso, dando por supuesto que es el sentir de todos los mexicanos, más aún cuando muchos mexicanos, católicos o no, estamos indignados con el comportamiento del Vaticano y con quien representa esta institución eclesiástica.
Lamentamos estas intervenciones públicas que son un clarísimo ejemplo de confusión o de mezcla deliberada de las esperas públicas con las esferas religiosas. Éstas sólo deben permanecer en el ámbito de lo privado de cada mexicano; de todos y no sólo de los católicos, apostólicos y romanos. Lamentable mezcla en un país orgulloso de su laicidad y del legado de Benito Juárez que defendió a capa y espada la separación de la iglesia y el Estado.
Lamentamos que el Ejecutivo Federal haya manifestado su preocupación por el aumento de los divorcios, no sólo porque son ámbitos privados de decisión, sino por el moralismo que encierra tal comentario. Calderón pareciera no advertir que una de las razones que explican el aumento de los divorcios es la violencia familiar, tema tan pregonado por su administración y que no pareciera preocuparle cuando no hace alusión a ello.
Lamentamos este inoportuno e imprudente espaldarazo a este encuentro. Este apoyo muestra, una vez más, que el Ejecutivo Federal no distingue entre sus creencias individuales y su envestidura como Presidente, a pesar de que irrefutablemente debiera manifestarse siempre y en todo espacio a favor de un respeto irrestricto de nuestro Estado Laico.
Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE)
Lamentamos que Calderón haya decidido asistir, en su calidad de presidente, a un encuentro con un trasfondo religioso, donde obispos –quienes no están habilitados para incidir en leyes y políticas públicas- se pronunciaban en contra de leyes y normas aprobadas por poderes legítimamente elegidos en el marco de un estado democrático y laico.
Lamentamos que Calderón haya resaltado en el espacio público su fe, los santos de su devoción, los religiosos que lo educaron y también que le haya enviado un mensaje al Papa diciéndole que "lo extrañamos en México". Con este mensaje se toma la atribución de hablar en nombre de todos los mexicanos sobre un personaje religioso, dando por supuesto que es el sentir de todos los mexicanos, más aún cuando muchos mexicanos, católicos o no, estamos indignados con el comportamiento del Vaticano y con quien representa esta institución eclesiástica.
Lamentamos estas intervenciones públicas que son un clarísimo ejemplo de confusión o de mezcla deliberada de las esperas públicas con las esferas religiosas. Éstas sólo deben permanecer en el ámbito de lo privado de cada mexicano; de todos y no sólo de los católicos, apostólicos y romanos. Lamentable mezcla en un país orgulloso de su laicidad y del legado de Benito Juárez que defendió a capa y espada la separación de la iglesia y el Estado.
Lamentamos que el Ejecutivo Federal haya manifestado su preocupación por el aumento de los divorcios, no sólo porque son ámbitos privados de decisión, sino por el moralismo que encierra tal comentario. Calderón pareciera no advertir que una de las razones que explican el aumento de los divorcios es la violencia familiar, tema tan pregonado por su administración y que no pareciera preocuparle cuando no hace alusión a ello.
Lamentamos este inoportuno e imprudente espaldarazo a este encuentro. Este apoyo muestra, una vez más, que el Ejecutivo Federal no distingue entre sus creencias individuales y su envestidura como Presidente, a pesar de que irrefutablemente debiera manifestarse siempre y en todo espacio a favor de un respeto irrestricto de nuestro Estado Laico.
Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE)
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