La Comunidad Mexicana en Estados Unidos

Una Presencia Anterior a la Europea, en el Suroeste de la Unión Americana

Por JESUS HERNANDEZ CUELLAR

Luz María Escamilla llegó a Estados Unidos en 1980 con siete meses de embarazo de su segunda hija. Es originaria de Guanajuato, México, y antes de venir había estudiado un año administración de empresas en la Universidad de Michoacán.

"Nunca pensé que me quedaría a vivir en este país, pero me quedé", señala Escamilla, quien actualmente es propietaria de su casa en el área de Sun Valley, California, y trabaja en una compañía impresora del Valle de San Fernando.

No todo fue color de rosa para Escamilla, quien se dedicó los primeros años a cuidar de sus hijos y luego obtuvo un empleo como cocinera en un camión "lonchera".

"Tenía que levantarme a las dos de la mañana para empezar a trabajar a las cuatro", recuerda.

Con los años consiguió empleo en la oficina de una de las mayores compañías empacadoras de especias de Los Angeles. Allí trabajó 11 años.

Verdaderamente impresionante es la historia de José Vargas, originario de Jalisco, quien después de 15 detenciones y deportaciones por cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos, se convertía en el primer indocumentado que se graduaba de policía en California. Tenía entonces 33 años de edad. Siete años después figuraba en la lista de los 10 mejores policías de Estados Unidos.

A los 65 años, Vargas se retiró del servicio activo como el policía más condecorado de California. Ejerció toda su carrera policial en la ciudad de Santa Ana, en el condado californiano de Orange. Hoy día, los estudiantes latinos pueden optar por la beca "José Vargas", que les concede 20 mil dólares para salir adelante en sus estudios.

Las historias de Escamilla y Vargas se repiten una y otra vez en la vasta comunidad mexicana de Estados Unidos, especialmente del sur de California, donde reside la gran mayoría de los inmigrantes del país vecino y un número notable de personas de origen mexicano, nacidas en este país desde tiempos inmemoriales.

Demografía y Poder Aquisitivo

De acuerdo con el censo de 2000, en ese momento vivían 4.2 millones de mexicanos en el área metropolitana de Los Angeles, mientras que 9.5 millones de personas de esa nacionalidad residían en el condado angelino. En aquel momento, la Oficina del Censo dijo que había 25 millones de personas de origen mexicano en Estados Unidos. Esas cifras han aumentado notablemente en los últimos años.

La Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior (AMME) asegura que en la actualidad viven en Estados Unidos 30 millones de latinos de raíces mexicanas, de un total de 45.5 millones de hispanos que hay en este país. La comunidad mexicana es el grupo nacional latino más numeroso, seguido por el de los puertorriqueños, con 4.5 millones, y el de los cubanos con aproximadamente dos millones. La comunidad centroamericana ha crecido muchísimo también en los últimos 20 años, al igual que el grupo suramericano.

El poder adquisitivo mexicano supera los 500 mil millones de dólares al año, de una capacidad de compra total de 830 mil millones que se afirma tiene toda la comunidad latina. En 2006, los mexicanos enviaron a su país unos 27 mil millones de dólares en ayuda familiar, más de la mitad de los 46 mil millones que recibió toda América Latina desde Estados Unidos, por ese concepto. Esa cifra no varió mucho en 2007, de acuerdo con el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Un Poco de Historia

La presencia de los mexicanos en el suroeste de Estados Unidos ha sido permanente, desde los días en que España tenía el control del Nuevo Mundo.

Con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, concluye la llamada Guerra Mexicana, entre Estados Unidos y México. Como resultado de la guerra, Estados Unidos adquiere 2.378,539 kilómetros cuadrados que pertenecían a México, en territorios de lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah, y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming. Aproximadamente 100 mil mexicanos se convierten de pronto en extranjeros dentro de su propia tierra. Texas había hecho su propia revuelta desde 1835.

Aquellos mexicanos no eran emigrantes, pero se integraron a Estados Unidos y aportaron al país sus costumbres, su religión, su arte y su literatura. Con el paso de los años se mezclaron, aunque con sus características propias, tanto con el resto de la población estadounidense como con los nuevos inmigrantes mexicanos y otros latinos.

Como consecuencia de la Revolución Mexicana de 1910, que cobró la vida de casi dos millones de personas, miles de mexicanos se trasladaron a Estados Unidos. En esa época llegó a este país un hombre emprendedor y decidido a cambiar el curso de la historia, Ignacio E. Lozano. En poco tiempo fundó el diario La Prensa, en San Antonio, Texas. En 1926, al ver la fuerte presencia mexicana en Los Angeles, Lozano inauguró el diario La Opinión, que ha sido la base de unión de la comunidad latina de esta ciudad durante más de ocho décadas.

Casi 40 años después, a principios de los 60 del siglo XX, sale al aire la primera señal de KMEX Canal 34 de Los Angeles, en cuya fundación jugó un rol esencial el ex futbolista Danny Villanueva, de origen mexicano. Se estaban sentando las bases de lo que hoy es la cadena de televisión hispana Univisión.

Presencia y Poder Político

Nuevo México es el estado integrado tras la Guerra Mexicana que más rápidamente influyó en los círculos estadounidenses de poder. Desde el primer momento, la constitución de Nuevo México garantizó el derecho al voto de los mexicano-estadounidenses, quienes también podían postularse para oficinas públicas, ser miembros de jurados y usar el español en documentos públicos. En 1916, Ezequiel Cabeza de Baca se convierte en el primer gobernador hispano del estado. En 1928, Octaviano A. Larrazolo, que había sido gobernador de Nuevo México, es el primer hispano en llegar al Senado de Estados Unidos.

Los aportes y las integraciones no se detienen, a pesar de la resistencia de muchos sectores blancos. En 1932, Benjamin Nathan Cardozo es el primer hispano en formar parte de la Corte Suprema de Estados Unidos. En 1935, Dennis Chávez es el primer hispano nacido en este país, en ser elegido para el Senado federal.

En la década de los años 40, Estados Unidos abre un programa de trabajadores agrícolas que permite la entrada de millones de los llamados "braceros", a partir del 4 de agosto de 1942. Según una crónica del diario El Paso Herald Post, del 28 de abril de 1956, "más de 80 mil braceros pasan por el Centro (migratorio) de El Paso anualmente, como parte de 350 mil o más que cruzan la frontera para ayudar a plantar, cultivar y cosechar algodón y otros cultivos en todo Estados Unidos". El programa concluyó en 1964, cuando el entonces funcionario norteamericano del Departamento del Trabajo, Lee G. Williams, a cargo del plan, lo describió como "una esclavitud legalizada".

De acuerdo con varias fuentes, el programa permitió en 22 años la entrada total de unos cuatro millones de trabajadores mexicanos, los cuales, según muchos expertos, convirtieron los campos agrícolas norteamericanos, especialmente los de California, en "los más productivos del planeta".

Miles de estos trabajadores todavía no han cobrado parte de sus salarios, que fueron entregados por Estados Unidos al gobierno de México hace décadas.

De la mano de los mexicanos, en el suroeste, nacen las primeras organizaciones hispanas de Estados Unidos. La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) se funda en 1929 con el propósito de defender los derechos de los hispanos, sometidos a discriminación y desigualdades extraordinarias en aquella época.

Doce años después, en 1941, Estados Unidos hace su entrada en la Segunda Guerra Mundial en contra de la Alemania de Adolfo Hitler, la Italia de Benito Mussolini y el Japón del emperador Hiroito. Durante los cuatro años de la guerra, alrededor de 300 mil soldados de origen mexicano van al campo de batalla. Muchos de ellos están en la lista de honor de los 400 mil militares norteamericanos muertos en aquella contienda bélica.

En Los Angeles, sin embargo, los mexicanos tienen que esperar muchos años para tener una representación política. En 1949, Edward Roybal se convierte en el primer concejal de la ciudad, de origen mexicano y latino. Ningún otro había ocupado un puesto local de este tipo desde 1881. En 1963, Roybal fue elegido congresista federal, y ocupó un asiento en la Cámara de Representantes. Otros políticos de origen mexicano siguieron el camino de Roybal. Antonio Villaraigosa se convirtió en el primer alcalde latino de Los Angeles desde la época de Cristóbal Aguilar, en 1872.

Desde la década de los 60, un joven de padres mexicanos se convierte en el gran organizador de los trabajadores del campo. Su nombre era César Chávez, símbolo de la lucha por los derechos civiles de los méxicoamericanos de Estados Unidos. En 1973, nace el actual Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) de la mano de Chávez, a quien muchos consideran el Martin Luther King latino.

En 1981, sin embargo, se produce un gran acontecimiento electoral. Henry Cisneros, un joven político de origen mexicano, es elegido alcalde de San Antonio, Texas, y de este modo es el primer latino en dirigir una gran ciudad norteamericana.

Religión, Ciencias, Arte y Cultura

Los mexicanos han aportado a Estados Unidos mucho de sus tradiciones, desde su religión católica que entró a este país antes que el protestantismo de los Peregrinos europeos, hasta la comida y la música, al igual que el arte chicano que se observa en los murales de Los Angeles y otras ciudades del suroeste.

En 1970, el sacerdote de origen mexicano Patrick Flores es consagrado obispo de la Arquidiócesis de San Antonio, e igualmente se convierte en el primer hispano en la jerarquía católica de Estados Unidos en dirigir una congregación religiosa con un volumen de feligreses tan grande.

Entre el 26 de noviembre y el 3 de diciembre de 1985, se produce otro gran acontecimiento histórico. El doctor Rodolfo Neri Vela, en nombre del gobierno mexicano, es el primer latino invitado que vuela en una nave de la NASA. Neri Vela, que nunca más ha regresado al espacio, partió del Centro Espacial Kennedy de Florida en el trasbordador Atlantis. Una semana después, aterrizó en la Base Aérea Edwards de California.

Diez años después, el doctor Mario Molina, investigador mexicano del Instituto Tecnológico de Massachusetts, gana el Premio Nobel de Química de 1995 al exponer la teoría de cómo ciertos químicos elaborados por el hombre pueden llegar a la capa de ozono que protege la Tierra de los rayos ultravioletas del sol, y con ello provocar daños impredecibles a la humanidad.

Desde la década de los 40, el actor Ricardo Montalbán y las actrices Dolores del Río y Katty Jurado abrieron el camino a los intérpretes mexicanos en el cine de Hollywood, hoy representados por Salma Hayek, el veterano Edward James Olmos, los comediantes Chich Marín y Paul Rodríguez, entre otros tantos.

En el ámbito empresarial se atribuye a los mexicanos ser propietarios de gran parte de los dos millones de empresas hispanas que operan en Estados Unidos, de las cuales más de 400 mil están asentadas en California. En el mundo laboral, los mexicanos han ocupado las industrias de servicio y construcción, como una mano de obra muy productiva y económica.

El mexicano es el único de los cuatro grandes grupos nacionales latinos cuyos indocumentados no tienen un estatus migratorio regular en Estados Unidos. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses por ser Puerto Rico un Estado Libre Asociado de este país. Los cubanos que pisan suelo norteamericano están protegidos por la Ley de Ajuste Cubano de 1965, aprobada al calor de condenas a prisión y discriminaciones en el empleo y el estudio a que son sometidos en Cuba los cubanos deportados. Los centroamericanos han disfrutado de cierto grado de tolerancia por el Estatus de Protección Temporal y la llamada Ley Nacara.

Citar la lista de contribuciones mexicanas a la sociedad estadounidense y su presencia en los diferentes campos de la actividad social, política, económica, artística, profesional, laboral y en los medios de comunicación social sería un trabajo interminable. Es una gran pena que sectores mayoritarios de Estados Unidos ignoren esta realidad, que se impone en el marco de la historia con un peso legendario.

(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Ha escrito sobre temas hispanos de Estados Unidos desde 1984. Ha sido editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, redactor de la agencia internacional de noticias EFE e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA).

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