ABRAN LOS DEBATES

Abran los debates
Publicado el 8 de Octubre de 2008
Por Amy Goodman

Las crónicas ya han llegado, y el reciente debate de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, celebrado en la ciudad de Nashville, Tennessee, fue para dormir a cualquiera. Uno de los problemas es que, en un debate, es importante que los participantes estén realmente en desacuerdo. Pero los senadores Barack Obama y John McCain coinciden sustancialmente en muchos asuntos. Esta es una de las razones más importantes por las que los debates deberían ser abiertos y por las que los candidatos de los terceros partidos e independientes deberían ser incluidos.

Consideremos el colapso financiero global. Ambos senadores votaron a favor del polémico proyecto de ley de rescate financiero que inicialmente fue rechazado en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. En el Senado fue aprobado de manera rotunda y, engordado con favores económicos para lograr el apoyo de los poco colaboradores miembros de la Cámara de Representantes, finalmente también fue aprobado por la Cámara Baja. Las noticias que aparecen día a día sugieren que el plan de rescate no ha solucionado el problema. Más bien, el contagio económico se está expandiendo a todo el mundo, y ya hay bancos europeos y asiáticos al borde del colapso. Islandia —no sólo sus bancos, sino el país entero— se enfrenta a la ruina financiera.

El martes temprano, antes del debate, la Reserva Federal de Estados Unidos anunció que por primera vez en su historia comenzaría a comprar la deuda de empresas privadas para ayudarlas a satisfacer sus necesidades de efectivo a corto plazo para que cumplan con obligaciones tales como el pago de los sueldos. Poco después de que finalizara el debate, los principales bancos centrales del mundo, de nuevo por primera vez en la historia, recortaron los tipos de interés de forma simultánea. Y aún así, en el debate no había una sensación de que el sistema financiero mundial necesite algo más que un simple recorte de impuestos por aquí, un vale de pago por allá. Lo más importante que faltó en el debate fue, precisamente, el propio debate.

Bob Barr, candidato a la presidencia por el Partido Libertario, opinó sobre el debate. Barr escribió: “El senador McCain, el senador Barack Obama y los otros miembros del Congreso que han apoyado un plan de rescate financiero tras otro han convertido la responsabilidad fiscal en un absurdo. ... No hay una diferencia significativa entre los dos principales partidos.” La campaña del candidato independiente Ralph Nader hizo circular un correo electrónico de seguimiento del debate, en el que se pedía a sus partidarios que estuvieran atentos a palabras y frases clave, entre ellas: “clase trabajadora”, “Ley Taft-Hartley”, “sindicatos de trabajadores”, “complejo militar-industrial”, “sistema de salud de pagador único”, “juicio político”, “impuesto al carbono” y “poder corporativo.” Ninguna de estas expresiones fue mencionada.

Los seguidores de Obama hicieron notar que McCain no mencionó ni una sola vez “clase media”. Pero ninguno de los dos candidatos mencionó la pobreza.

Obama y McCain se esforzaron para demostrar quién era más afín a la industria de la energía nuclear. Ambos se inclinaron ante la industria del carbón y su controvertida táctica del “carbón limpio”. Apenas si se diferenciaban sus posturas con respecto a la cautela a la hora de bombardear Pakistán.

El núcleo del problema de los debates presidenciales en Estados Unidos es que los organiza una empresa privada, la Comisión para los Debates Presidenciales (CPD; por sus siglas en inglés), fundada en 1987 por los partidos Republicano y Demócrata. La CPD le arrebató la responsabilidad del proceso de los debates a la Liga de Mujeres Votantes. Solamente en una ocasión desde entonces un candidato de un tercer partido logró participar en el debate (Ross Perot en 1992). Después de haber obtenido buenos resultados, Perot fue excluido de los debates de 1996. La CPD exige a los candidatos que tengan al menos un 15% de intención de voto en las encuestas para poder participar en los debates.

Nader llama al límite del 15% “un círculo vicioso, un nivel de apoyo que es casi imposible obtener para cualquier candidato de un tercer partido sin conseguir en primer lugar participar en los debates.”

George Farah dirige Open Debates, una organización que trabaja “para asegurar que los debates presidenciales sirvan al pueblo estadounidense antes que a nadie más.” Farah me dijo que “históricamente, han sido los terceros partidos, no los partidos mayoritarios, los que han apoyado y han sido responsables por la abolición de la esclavitud, el sufragio de las mujeres, las escuelas públicas, el poder público, el seguro de desempleo, el salario mínimo, las leyes contra el trabajo infantil. La lista sigue y sigue. Los dos partidos principales no son capaces de enfrentar un asunto particular; surge un tercer partido, recibe el apoyo de decenas de millones de estadounidenses, y obliga a los partidos Republicano y Demócrata a apropiarse del problema, o el tercer partido tiene éxito y se establece como un partido mayoritario, que es exactamente lo que ocurrió en su momento con el Partido Republicano.”

Existe una iniciativa para organizar un debate entre los terceros partidos en Nueva York, más o menos un día después del último debate entre McCain y Obama, que será el 15 de octubre. La CPD aún tiene la oportunidad de insuflar nueva vida al último debate –y servir así al electorado y a la historia– abriéndolo a todos los candidatos y candidatas que hayan obtenido al menos una presencia significativa en las boletas electorales de los diferentes estados. Tanto Ralph Nader como Bob Barr están en las boletas de casi 45 estados. Cynthia McKinney, del Partido Verde, está en las boletas de 30 estados, y el candidato del Partido Constitucional, Chuck Baldwin, está en las de más de 35 estados. Abramos los debates y tengamos una enérgica y honesta discusión sobre hacia dónde debe encaminarse este país. No sólo estaríamos contribuyendo a una mejor televisión, sino ayudando a tener una mejor democracia.

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Denis Moynihan colaboró en la investigación para desarrollar esta columna.

Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!” un informativo diario internacional de TV y radio de una hora de duración en inglés que se emite en más de 500 emisoras de Estados Unidos y más de 200 emisoras de radio por todo el mundo en español. Ha sido galardonada con el Premio “Right Livelihood 2008”, también llamado el “Nobel alternativo”, y recibirá el premio en el parlamento sueco en diciembre.

© 2008 AmyGoodman

Texto en Inglés traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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Invasión de los pitufos marinos
Publicado el 1 de Octubre de 2008
Por Amy Goodman

Hace un par de semanas apareció un artículo en el periódico Army Times, que ha pasado mayormente desapercibido, acerca del Primer Equipo de Combate de la Brigada de la 3ª División de Infantería. “A partir del 1 de octubre y durante 12 meses,” relataba la redactora del Army Times Gina Cavallaro, “el Primer Equipo de Combate de la Brigada estará bajo el control diario del Army North de Estados Unidos, el servicio del Ejército que integra el Comando Norte, para actuar como una fuerza nacional de respuesta ante emergencias y desastres, naturales o producidos por el hombre, incluyendo ataques terroristas.” Más preocupante aún, el artículo continúa: “pueden ser convocados para ayudar en caso de disturbios civiles y para el control de multitudes”.

Esta fuerza se llamará Fuerza de Gestión de Respuestas a Consecuencias de origen químico, biológico, radiológico, nuclear o por explosivos de alta potencia. Las siglas del nombre original (Consequence Management Response Force), CCMRF, se pronuncian en inglés “sea-smurf” (pitufo marino). Estos “pitufos marinos,” informa Cavallaro, han pasado 35 de los últimos 60 meses en Irak patrullando en una situación de estrés total,” en una zona de combate, y ahora pasarán sus 20 meses de reposo —el tiempo de descanso que necesitan pasar los soldados para “reajustarse y recuperar fuerzas tras haber sido desplegados”— armados y listos para saltar a las calles de EE.UU..

El artículo del Army Times incluye una corrección que afirma que dicha fuerza no va a usar armamento no letal dentro del país, como se supuso en un momento. Llamé a la Teniente Coronel de la Fuerza Aérea, Jamie Goodpaster, una oficial de asuntos públicos del Comando del Norte. Me dijo que la misión general era humanitaria, para salvar vidas y ayudar a las comunidades a recuperarse de acontecimientos catastróficos. No obstante, las fuerzas militares llevarían armamento, almacenado en contenedores, entre el que se contarían armas letales y también las llamadas “armas no letales”. Tendrían principalmente vehículos militares de patrulla, pero, continuó Goodpaster, también tendrían acceso a tanques. La oficial afirmó que el uso de las armas se decidiría a un alto nivel, posiblemente al nivel del Secretario de Defensa.

Los rumores de disturbios en las calles de EE.UU. son algo omnipresente en el momento actual, con el contraste entre Wall Street y los ciudadanos de a pie. La crisis financiera a la que nos enfrentamos sigue siendo poco clara para la mayoría de la población; los titanes del mundo de los negocios y los funcionarios gubernamentales nos aseguran que el sistema financiero está “en el filo,” que es necesario un rescate financiero descomunal, inmediatamente, para evitar un desastre. Los miembros conservadores y progresistas del Congreso, respondiendo a la insistencia de sus electores, bloquearon el plan inicial. Si la economía llega a hundirse, si la gente no puede ir al banco a retirar sus ahorros, o sacar dinero de un cajero automático, podría darse una seria situación de “disturbios civiles”, y los “pitufos marinos” podrían ser convocados antes de lo que nos imaginamos para ayudar en el “control de las multitudes.”

El establishment político y el establishment financiero parecen muy molestos por el hecho de que la gente llegue a oponerse a su gran rescate económico, que recompensa a los financieros por especular. La gente corriente se preocupa por pagar las cuentas, comprar comida y gasolina y pagar un alquiler o una hipoteca en esta realidad cada vez más incierta. Nadie propone nunca un rescate económico para la gente corriente. El castillo de naipes de Wall Street se ha derrumbado, y los banqueros adinerados no cuentan con la simpatía de la gente de la clase trabajadora.

Ahí es donde entran los pitufos marinos. Oficialmente constituidos para responder a desastres graves, como un ataque nuclear o biológico, esta brigada de combate está bajo el mando del Comando Norte de EE.UU., una estructura militar creada el 1º de octubre de 2002 para “llevar el mando y el control de las tareas de seguridad nacional del Departamento de Defensa.” La participación militar en operaciones internas fue originalmente prohibida por la Ley Posse Comitatus de 1878. La Ley John Warner de Autorización para la Defensa Nacional (John Warner National Defense Authorization Act) para el año fiscal 2007, sin embargo, incluyó una sección que permitía al presidente desplegar las fuerzas armadas para “restaurar el orden público” o para eliminar “cualquier tipo de insurrección.” Aunque un proyecto de ley posterior derogó esa autorización, el Presidente Bush incluyó una declaración al firmar esa nueva ley en la que decía que no se consideraba obligado a acatar la anulación.

Nos hallamos en un momento de disparidad económica creciente, llegando a tener la mayor brecha entre ricos y pobres de entre todos los países industrializados. Estamos presenciando cómo se reprime a los que piensan diferente, el caso más reciente es el de los 100 millones de dólares gastados en “seguridad” en las convenciones nacionales demócrata y republicana. El enorme despliegue de fuerzas paramilitares en la Convención Nacional Republicana de St. Paul, Minnesota, fue absolutamente excesivo, lo que desalentó manifestaciones y produjo arrestos masivos (había soldados de la Guardia Nacional recién llegados de Fallujah). El arresto de casi 50 periodistas (incluida yo misma) mostró una clara escalada en el intento de controlar el mensaje (similar a la prohibición de publicar fotografías de los féretros cubiertos con la bandera que traen a soldados fallecidos en la guerra). Hay dos guerras impopulares en marcha que están costando vidas y cientos de miles de millones de dólares. El economista ganador del Nobel Joseph Stiglitz calcula que la guerra de Irak sola costará más de 3 billones de dólares.

En diciembre de 2001, en medio de una restricción del acceso a las cuentas bancarias debida a una crisis financiera, argentinos respetables de clase media se sublevaron, salieron a las calles, rompieron las ventanas de los bancos y acabaron por echar al gobierno que estaba en el poder, a pesar de la masiva represión policial y un fallido intento de controlar los medios. Aquí, en Estados Unidos, ante la posibilidad de un quiebre total de nuestro sistema financiero, la gente ha hablado y no desea un acto sin precedentes de asistencia estatal en beneficio de las grandes corporaciones. No sabemos cuán cerca está el sistema de derrumbarse, ni conocemos lo cerca que está la gente de salir a las calles. La creación de una fuerza militar activa, los pitufos marinos, que podría usarse en nuestro propio país para sofocar las protestas públicas es una muy mala señal.

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Denis Moynihan ha colaborado en esta columna.

Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!” un informativo diario internacional de TV y radio de una hora de duración en inglés que se emite en más de 500 emisoras de Estados Unidos y más de 200 emisoras de radio por todo el mundo en español. Ha sido galardonada con el Premio “Right Livelihood 2008”, también llamado el “Nobel alternativo”, y recibirá el premio en el parlamento sueco en diciembre.

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