MERCENARIOS VS.DESEMPLEADOS

Michel Balivo
Mercenarios vrs. desempleados
(Tú y yo no cabemos juntos en el mundo)

Hace unas semanas se reunió en Japón el G 8, con algunos invitadosemergentes, ahora termina de reunirse en Teherán, Irán, el Mnoal,(Movimiento de Países no Alineados), que suma 118 países. Casi almismo tiempo lo hizo la quinta Ronda de Doha en Ginebra, Suiza, quefue un completo fracaso nuevamente. Con estas tres cumbres o reunionespodemos pintar las circunstancias globales que nos toca vivir.Ocho países son los que ostentan el poder mundial, controlando lastecnologías de producción, los caminos del gran capital y los costosdel dinero, los medios formadores de opinión, los precios del libremercado de oferta y demanda, la producción de armamento bélicoincluyendo bombas atómicas y escudos misilísticos.Decir que ocho países controlan el mundo son aún reminiscencias de unaépoca medieval, porque si algo caracteriza a este momentorevolucionado económica y culturalmente, es la velocidad deproducción, transporte y comunicación, lo cual nos exige pensar entiempo real. Las viejas concepciones de poderes fijos, estáticos, comolos Estados y sus medios de control siempre asociados a unalocalización geográfica, han sido totalmente desbordadas por lavelocidad de movimiento efectivo que posibilitan las nuevastecnologías. Por eso hoy comenzamos a hablar de paraestadoscorporativos, de paramilitares, etc.Son unas pocas corporaciones transnacionales, es decir no localizadas,no responsables social ni ecológicamente, ni controlablesgeográficamente por tanto, las que continúan concentrandocrecientemente capital. Y por ende pueden comprar, pagar y controlar,constelar a su servicio reyes, políticos, supuestas ONGs, mediosmasivos de comunicación, ejércitos, etc.Y en consecuencia países, estados, sindicatos y sociedades. Que ya sonun recuerdo, una concepción obsoleta como los pueblos minerosabandonados, una vez que se agota la veta de mineral. El pensamiento ylos paisajes globales, manejados estrcutralmente por legislacionessupranacionales, son entonces la condición, los poderes que nos rigeny controlan.La aplicación práctica e intensiva de ese poder monetario ytecnológico irresponsable, descontrolado, es también la que generaconsecuencias climáticas y ambientales globales, planetarias, cuyostiempos y consecuencias son impredecibles. Y son impredecibles porqueson inéditas, nunca las experimentamos hasta hoy.Como ya sabemos nuestro pensamiento, nuestras ciencias, leyes einstituciones sociales, se basan en la experiencia repetida, hasta quemasificándose y afectándonos mayoritariamente entra obligatoriamenteen nuestro horizonte perceptual y consideraciones. No caemos en cuentade nuevas variables o alternativas porque nos sucedan una que otravez.A eso le llamamos casualidad, accidente, confiamos en que es un errory no volverá a repetirse, que todo volverá a la normalidad. Enconsecuencia las creencias y los hábitos de nuestros modelosculturales se resisten a aceptar los cambios, considerándolosalteraciones intrascendentes. Nuestras concepciones están desfasadascon los hechos y siempre corremos bastante detrás de ellos.Esta semana también nos informaron que se produjo en Tegucigalpa,Honduras, una reunión de los ministros de agricultura de los paísesintegrantes de Petrocaribe, para planificar la aplicación de la deudapetrolera en siembra conjunta de alimentos. Que llegó a Bolivia elprimero de cinco taladros petroleros que le envía la PDVSA venezolana.Ecuador comunicó oficialmente a EEUU la no renovación de la basemilitar de Manta que vence en el 2009.Una ejemplo de lo que es un pensamiento desfasado con el poderemergente de los hechos de una revolución económica, lo tenemos en quelas intenciones de Mnoal nunca pudieron ir más allá de presentar susquejas y expectativas a los que ostentaban crecientemente el poderglobal, a los que afectaban crecientemente las posibilidades de suspueblos y países. Mientras que Petrocaribe es hoy el ejemplo de unarespuesta veloz, eficiente y solidaria para neutralizar esas amenazas.Porque toda intención concretada en acción en una dirección, generainevitablemente una reacción contraria y de la misma fuerza. Nopodemos pensar que la agresión al ecosistema, al ser humano, a lassociedades, no recibirá ninguna respuesta. Si eso fuese posible ni elecosistema ni nosotros como partes de él existiríamos ya. Solo que esacontrafuerza requiere una concepción o dirección viable paraneutralizar la acción.Porque de otro modo no tiene como canalizarse y el sistema detensiones puede convertirse en malestar que explota internamente.¿Qué otra cosa es la inconformidad social que se manifiesta comodelincuencia o actitudes antisociales? ¿Qué son las enfermedades, elhambre, la ignorancia, en fin la desprotección y miseria social? ¿Aqué responden las adicciones alcohólicas y a las drogas, sino a lafalta de fe en el futuro, sobre todo por promesas repetidamenteincumplidas?Eso es así porque los centros de gravedad en los hechos, no son lasinstituciones abstractas como creen los ideólogos enajenados de lassensaciones de sus cuerpos, sino los seres vivos que son quienessufren y reaccionan a las carencias. Hoy comenzamos a comprender queno podemos neutralizar los efectos fácticos de las nuevas ysofisticadas tecnologías, con viejas concepciones e instituciones.Por eso resurge la idea-fuerza bicentenaria de la Patria Grande. O nosunimos o el siglo veinte nos encontrará bajo nuevas sumisiones,colonialismos y esclavitudes. Por eso los tiempos señalan la necesidadde que América Latina y los países no alineados todos, pasen de laactitud pasiva, de las ideologías, las quejas y culpas, a los hechossolidarios concretos.La unificación de fuerzas con dirección esclarecida, con conocimientopreciso de causa, es la única que nos puede sacar de este mundodespedazado en diferencias. Y en esa dirección van hechos comos lostaladros petroleros que Venezuela le envía a Bolivia que harenacionalizado sus materias primas, o la de Ecuador que ya no aceptabases ni ejércitos trasnacionales de dudosas intenciones, asentadosdentro de un territorio soberano.Es necesario comprender que la existencia toda tiene por centro degravedad el equilibrio. Si se fuerzan situaciones vivas, naturales osociales en una dirección, inevitablemente se producirá una reacción.Que acumulándose, al llegar a umbrales tenderá a restablecer elequilibrio inicial. Pero esta vez en un nivel superior, ya que sehabrá desarrollado e integrado conciencia y conocimiento en talproceso.Por eso es inevitable que un G 8 genere un Noal, Petrocaribe, etc. Esinevitable que ese sistema de tensiones crezca y produzca alteracionesdel entorno vital, hasta que encuentre formas constructivas ysuperadoras de lo anterior, volviendo entonces al equilibrio. Por esoes ingenuo pensar que puedes empujar y empujar eternamente en unadirección no deseada.En un principio los sistemas de tensión internos que se generaban enuna sociedad, se canalizaban con enfrentamientos físicos. Había muchoespacio para que a cierto nivel elevado de tensiones acumuladas, ungrupo se diferenciara de otro y comenzara un camino distinto.Pero poco a poco los conocimientos y tecnologías incipientes hicieronposible la agrupación de conjuntos humanos mayores, además deposibilitar cada vez más sofisticadas herramientas de defensa yagresión para dirimir los conflictos de intereses. Por lo cual habíacada vez más fijeza y resistencias a abandonar los asentamientosorganizados ya jerárquicamente.Las tensiones internas a cada organización social, comenzaron acanalizarse entonces cual enfrentamientos bélicos cíclicos con otrassociedades, una función catártica similar a la que cumplen hoy losenfrentamientos sexuales y deportivos de todo tipo. Hasta que llegamosa las dos ya conocidas guerras mundiales. Sobreviniendo entonces larevolución económica y cultural, que pone la condición tecnológica ymaterial para la interacción social global o planetaria. Para la granpatria o nación humana, o el retorno masivo a la barbarie.Esto en otras palabras quiere decir que los hechos, las acciones yreacciones se aceleran al punto de que ya no hay espacio adónde irseni tiempo entre nuestras acciones y sus consecuencias. Porque lacondición imperante es la misma donde sea que vayas y hagas lo quehagas. También puede decirse que una condición global no eslocalizada.El ecosistema por ejemplo está regulado por una condición global,atmosférica, climática. Una pequeña variación de temperatura global,acelera o enlentece todo el ciclo vital completo. Eso lo estamosviviendo crecientemente hoy en día, solo que no podemos imaginarsiquiera las consecuencias que ello ha de tener sobre el reinoinorgánico, físico, químico y electromagnético.Ni sobre el orgánico, vegetal, animal y humano. Pero ya en principiopodemos apreciar que cada fuerza fenoménica genera su contracara, yasí estamos sometidos en una parte a inundaciones y bajas temperaturasy en otra a sequías y elevadas temperaturas simultáneamente. Sinembargo, la condición que los genera, una vez más es global, una sola.Pensar en términos de estructuralidad, de una condición climáticaglobal que regula simultáneamente las funciones locales, tendiendo arestablecer el equilibrio; puede resultar sumamente difícil, casiimposible a nuestra hábitos de pensamiento abstracto y mecánico, quese basa en diferencias que manipula cual cosas estáticas.Sin embargo, si comprendemos que vivir, que un ser viviente, sobretodo un ser humano genera continuas y crecientes tensiones, será fácildeducir que sus expresiones han de canalizar conductualmente esossistemas crecientes de tensión. De no hacerlo, a cierto grado deacumulación de tensiones estallaría, se desintegraría.Esa explosión es justamente lo que sucede cuando un sistema de hábitosy creencias, una organización social y sus instituciones, se vuelvenrepresivos y limitantes para el nivel de tensiones, experimentado comosufrimiento mental, insatisfacción, temor, sinsentido, desorientación,en fin, contradicción, violencia íntima.De ese modo colapsan órganos físicos como el corazón o el cerebro, osurgen enfermedades por desarticulación del sistema defensivo. Perotambién estallan rebeliones sociales, delincuencia, guerras civiles,guerrillas urbanas o suburbanas, guerras mundiales, drogadicción,alcoholismo y obsesiones sexuales. Revoluciones económicas yculturales.Cuando esta situación de elevada tensión por acumulación histórica demodelos sociales se generaliza o globaliza, (como ha sucedido con loscentros civilizadores que llamamos imperios, en la medida que su podertecnológico lo ha posibilitado), no nos deja más alternativa que laviolencia y el caos generalizado o la capacidad de canalizar esastensiones constructivamente.Hoy comienza a hablarse de multipolaridad o policentrismo, deequilibrio de poder social, nacional y mundial. De institucionesdemocráticas participativas y protagónicas nacionales einternacionales, de entregar poder social y económico al pueblo. Deorganizaciones horizontales inclusivas en lugar de las jerárquicas,verticales, excluyentes, discriminadoras.Ya no se habla de libertad, igualdad, justicia, solidaridad,fraternidad, en términos abstractos, ideológicos. Sino que se locomprende como voluntad política para concretar una distribución justadel valor agregado de la productividad. Sin embargo, para que esecamino por el que avanzamos no admita ya retrocesos, hemos derevolucionarnos sicológicamente produciendo una ruptura definitiva conel pasado.Hemos de recordar que los crecientes sistemas de tensión los hemosdescargado o canalizado catárticamente por la vía violenta de ladestrucción, alternada con ciclos de pacífica construcción. Hasta queacumulamos suficiente carga para buscar entonces nuevamente vías dedescarga súbita y equilibradora. Una vez más, eso no sucede en lasinstituciones sino en todo organismo como lo ejemplifican lasrelaciones sexuales, función catártica por excelencia.Lo que falta por reconocer en mayor profundidad, es que nuestrasconcepciones, nuestras imágenes del mundo, nuestros paradigmasculturales, son justamente traducciones a formas, a representacionesmentales, de esos sistemas de tensión intracorporales. Son justamenteel intento de canalizar o descargar esas tensiones experimentadas comosufrimiento mental.Pero no hablamos de sufrimiento mental, de sobretensión o estrés, deviolencia interna, sino de crecer, de triunfar, de realizarnos, serexitosos, felices, aceptados, queridos. Poniendo de todos modos poromisión en evidencia nuestras carencias. Porque, ¿quién desea serfeliz sino el que sufre, exitoso sino quien se siente fracasado,triunfar el derrotado, aceptado y querido quien se siente excluido ymaltratado?El punto crítico es entonces en primer lugar, darnos cuenta que vivirhipertensos se ha convertido en hábito, en nuestra normalidad. Queesa sobretensión se experimenta como alienación, incomunicación,exclusión, soledad, sufrimiento, violencia íntima, traduciéndose comoexpectativas exageradas, desproporcionadas de atención y afecto, quenada ni nadie puede satisfacer. Como irrealizables sueñoscompensatorios de éxito, triunfo, felicidad.Es relativamente fácil darse cuenta que el crecimiento del cuerpo nopuede suceder pegado toda la vida al seno de su madre ni engordando yocupando espacio infinito, porque a cierto punto uno se extinguiría yel otro se intoxicaría, explotaría. Sin embargo no por ello la gentedeja de intentar canalizar sus tensiones comiendo hasta deformar sucuerpo, trabajando hasta desmayarse o parasitando el trabajo de otros.Pero no resulta tan fácil darse cuenta, que si soñamos que nuestrapropia imagen mental o la de los paisajes con los que estamosidentificados crezcan, eso conlleva degradar a los demás parasentirnos superiores, impulsa a la expansión de la imagen nacionalconvirtiéndose en imperialismo.Esa imagen mental expandida, nos lleva a sentir que otras visones nocaben en el mundo, porque ocupan el espacio que necesitamos paranuestro crecimiento. Por lo cual el conflicto íntimo terminadirimiéndose violenta, bélicamente. Ese es el tropismo, el hábitomecánico catártico que hemos desarrollado para descargar nuestrastensiones, que al llegar a ciertos umbrales se nos imponen como laimperiosidad de hacer algo.Realizar entonces una transición de la organización vertical,jerárquica y excluyente a la horizontal, solidaria e inclusiva,requiere aprender a relajarnos concientemente, a canalizar nuestrastensiones de modos constructivos. Eso debe llegar a formar parte denuestro conocimiento y experiencia y enseñarse desde la niñez, sobretodo con el ejemplo de los mayores, que ya no dirán haz lo que digopero no lo que hago.Pero también será necesario imaginarse modos de crecer, realizarse,superarse a si mismo, ser feliz, que no impliquen espacio ni tiempo,degradación, decrecimiento o sometimiento de los demás a nuestrossueños de grandeza. Para ello es imprescindible deshipnotizarnos denuestras imágenes o representaciones mentales, reabrir los ojos y"ver" al ecosistema.La vida se auto genera, auto regula y crece como un todo. Una única ymisma condición climática, atmosférica, global, regula toda laestructura vital de funciones simultáneas, teniendo por centro degravedad el equilibrio.Si en una cara o polaridad planetaria es noche, invierno, nieva ollueve, y la vida se desenvuelve lenta, perezosamente, en la otra esdía, verano, cielo despejado y seco, la vitalidad es intensa,exuberante, tropical. Si la actividad externa se reduce, la íntima seintensifica compensatoriamente para equilibrarla. Igual que el sueñoequilibra la vigilia.Cuando aprendamos a observar con calma estos fenómenos y dejemos depensar como máquinas con piezas reparables, que ocupan espacio yrequieren continua y agotadora supervisión y reemplazo en el tiempo.Cuando aprendamos a pensar orgánicamente, reconociendo que crecemosintegrando la experiencia resultante de la relación con nuestroentorno.Es posible que reconozcamos que intentamos canalizar las tensiones quese generan intracorporalmente en todo ser viviente, traduciéndolas arepresentaciones mentales, paradigmas culturales, modelos económicos.Y que son ellos justamente los que nos imponen una condición globaltensa o relajada, que se manifiesta inevitablemente en conductas.El problema entonces no es cómo unirnos, porque desde siemprecompartimos modelos mentales que nos generan sistemas similares detensión y conductas, según la amplitud operativa que las tecnologíasde comunicación les posibiliten.El problema es si seguiremos unidos en el sufrimiento, la violencia yla miseria, o si seremos capaces de relajar esos sistemas de tensióncomunes, aprendiendo a traducirlos a emociones, pensamientos yconductas generosas, solidarias. Si seremos capaces de establecer unnuevo principio, una ruptura con nuestra problemática histórica,comenzando a revertir los efectos temporales o acumulativos de lamecanicidad y la violencia. -- Michel Balivo

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