DE CIUDAD PERDIDA

Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com

■ Caso Martí: mediación fallida

■ Los Pinos y la paja en el ojo ajeno

Doscosas quedaron claras para la familia Martí: la mediación de lasempresas privadas dedicadas al rescate de personas secuestradas no daresultados positivos; y dos, la división entre la Procuraduría Generalde la República y la Policía Federal Preventiva inmoviliza las accionesque deberían darse en situaciones extremas como el secuestro.
Personasallegadas a esa familia aseguran que el padre del niño Fernando Martíacudió a las instancias federales en busca de la ayuda que la empresamediadora privada no pudo darle. El rescate acordado con lossecuestradores ya se había dado, y seis días después de haber entregadoel dinero no había noticias del niño.
No se sacó mucho de lasentrevistas con la instancia federal, si acaso datos y expedientessobre la forma de operar de algunas bandas que coincidían con lainformación que proporcionaron los testigos del secuestro, pero segúnse dice, nada en claro, nada que pudiera auxiliar al señor AlejandroMartí para localizar a su hijo y sus secuestradores.
AlejandroMartí es un hombre muy cercano al Gobierno del DF, él es quienorganiza, cada año, el maratón de la Ciudad de México, y ha cooperadoen innumerables acciones para apoyar las obras y los proyectosgubernamentales, por eso, desde el momento en que se supo oficialmentedel problema de la familia, es decir, al día siguiente del secuestro,cuando fueron encontrados los cuerpos del chofer y el guardaespaldasdel niño, se trataron de echar a andar los mecanismos de investigaciónde la procuraduría capitalina, pero los negociadores, encabezados porErnesto Mendieta, ex fiscal antisecuestros de la PGR con Jorge Madrazocomo procurador general, hasta 1997, exigieron que la policía sehiciera a un lado.
No obstante, las entrevistas entre AlejandroMartí, padre de Fernando, y Marcelo Ebrard se hicieron cotidianas, ylas pesquisas de la policía empezaron a arrojar datos como que elcomandante José Luis Romero Ángel había pedido información sobre elguardaespaldas del niño. Entonces apareció el cadáver de Fernando ycasi de inmediato se detuvo al policía.
Para las autoridades dela PGJDF los policías arraigados están ligados al secuestro y muerte deFernando, y sus declaraciones son claves para dar con todos losmiembros de la banda, en la que podrían estar inmiscuidos otrosmiembros de la policía.
El caso aún tiene partes oscuras quedeberá resolver la autoridad, pero desde luego el crimen ha sidoutilizado desde Los Pinos para condenar, una vez más, al gobierno de laciudad, y para tapar, eso sí, los graves errores de las agenciasfederales de seguridad, responsabilidad que se pretende eludir desde elpoder.
Ya era hora, por ejemplo, de que en los dramáticosdiscursos de Felipe Calderón se dijera algo sobre la familia masacradaen Jalisco, donde dos niñas fueron ultimadas por manos criminalesapenas un par de días antes de que se encontrara el cuerpo sin vida deFernando Martí.
Ya era hora de que se dijera qué es lo que pasaen el estado de México, o en Guanajuato, o en Guerrero, o en casi todoslos estados de la República donde ocurren secuestros y levantones,pero, como en el caso de Jalisco, se tendría que condenar al panismo, yen los otros estados a sus aliados políticos, pero se prefirió guardarun silencio oprobioso que sólo habla de venganza y odio.
Quéfácil sería que con una foto de Calderón y el jefe de Gobierno de lacapital, en la que quedara constancia de que Marcelo Ebrard se dobló,se terminara con la violencia que podríamos llamar estructural, porqueparte es propia de las condiciones sociales que impone el capitalismoglobal, que produce excluidos de los servicios sociales, de laeducación, familias sin techo, gente sin empleo, individuos atrapadosen la urgencia de gastar dinero fácil logrado por el crimen parasatisfacer necesidades ficticias creadas por el vicio del mercado. Quéfácil sería que todo eso despareciera con sólo una foto. Lástima queeso no ocurre ni en foxilandia.
Y qué lástima, además,que desde ningún gobierno, federal o local, se avizore un plan integralque busque corregir la tendencia al crimen hacia donde parece caminaresa parte de la sociedad que se considera desahuciada.
La Jornada martes 12 de agosto de 2008 → Opinión → México SA
México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

■ Peligrosa aventura, asistir a los centros de abasto

■ El país, deficitario en alimentos

Aterrorizados por lo que pueda sucederles en su intento por llenar la bolsa del mandado, millones de consumidores asisten a los centros de abasto para enfrentar, en la medida de lo posible, la desatada escalada de precios que sacude el país, en medio del bombardeo propagandístico de la maquinaria oficial que ofrece bienestar a manos llenas.
Ir a los centros de abasto se ha convertido en una peligrosa aventura para el grueso de la población. Intentar cumplir con la delicada tarea de alimentar a la familia es una prueba cotidiana que cada día menos mexicanos superan, ante el embate de la carestía y el incremento sostenido del faquirismo.
Por lo mismo, no sin temor por el elevado costo que implica la acción, millones de mexicanos han decidido salir a las calles en busca del paraíso prometido en 2006 por un candidato chaparrito, pelón y de lentes, y en pos de de lo que la propaganda oficial llama “un México para vivir mejor”.
En efecto, les prometieron empleo, y en el México real la tasa de desocupación no cede; les prometieron reducción de tarifas eléctricas y disminución en los precios de las gasolinas y el diesel, pero donde ellos viven estos combustibles cada día son más caros (es tal el descaro, que ni siquiera tiene la cortesía de anunciar los aumentos); les aseguraron que el subsidio a los combustibles no se eliminaría, y resulta que cotidianamente lo recortan; les ofrecieron un “México seguro”, y el crimen organizado despacha como en su casa; les vendieron la idea de “un país sin impunidad y libre de corrupción”, y el nene Mouriño aún despacha en Bucareli, y, en fin, les garantizaron “un México para vivir mejor”, y el saldo resulta espeluznante.
Cómo estará la cosa, que hasta el que no hace mucho presumía tremendas “golizas” al crimen organizado hoy “coincide” con la ciudadanía en su exigencia para que alguien ponga orden en el holgado desmadre que prevalece en el país. Cómo estará, que hasta Felipe Calderón tiene la cara dura de sumarse a esas voces, al “justo reclamo de miles y miles de ciudadanos, un justo reclamo de ciudadanos indignados de la delincuencia e impunidad han dicho basta. Yo coincido con esa voz ciudadana que nos exige a todas las autoridades que nos coordinemos para dar resultados, generar justicia y seguridad elemental a los mexicanos”.
Y en medio del “justo reclamo”, la creciente inflación que carcome el de por sí enclenque ingreso de millones de mexicanos que de plano ya no ven por dónde, mientras la Secretaría de Hacienda les presume que “el proceso de apertura de la economía se ha traducido en una reducción considerable de la pobreza en todas sus acepciones y en una mejora en la distribución del ingreso”.
Es tal la torcida dinámica del país, que de una crisis salta a otra sin mayor consideración ni margen de reposo: de la relativa al empleo, se brincó a la de falta de crecimiento; de allí a la de la inseguridad, para velozmente pasar a la de los de los altos precios de los alimentos, de la inflación en general, etcétera, etcétera, sin medianamente resolver alguna de las etapas. Es tan rápido todo, que el país ya regresó a la crisis de la inseguridad y el avance del crimen organizado, y retorna por una razón elemental: porque nunca se resolvió; se tapó con discursos y “golizas” marca Onan, de tal suerte que se pasa a la siguiente crisis sin enmendar la previa y en espera de la siguiente. Así, hasta que la bomba social reviente.
En vía de mientras, el monitoreo permanente de la FAO sobre el alza de los precios de los alimentos indica que no obstante el crecimiento de la oferta de productos, el alza se mantiene, con el consecuente deterioro de los estratos sociales más débiles. Para el caso mexicano, explica que los sectores socioeconómicos más bajos destinan 46 por ciento de su ingreso a la compra de alimentos, mientras los más ricos sólo 18.6 por ciento, lo que representa el mayor rango de diferencia ente uno y otro extremo en toda América Latina. De hecho, el costo de vida para los mexicanos más depauperados es tres veces mayor al del extremo contrario, el indicador más elevado en toda la región.
Para redondear el panorama, señala el organismo de Naciones Unidas, México forma parte de las naciones latinoamericanas con saldo deficitario en la balanza de alimentos, “privilegio” que comparte con naciones como El Salvador, Venezuela, Jamaica, Barbados, Santa Lucía y Granada. Tal saldo supera uno por ciento del producto interno bruto.
El organismo indica que en América Latina y el Caribe los elevados precios de los alimentos se han reflejado de forma más clara a través del incremento de la inflación regional, la cual cerró 2007 en 6.3 por ciento, poco más de un punto porcentual mayor respecto al año previo. Este hecho junto con otros factores han afectado las proyecciones de crecimiento económico, las cuales se han ajustado a la baja en parte por el efecto derivado de los incrementos en las tasas de interés que algunos bancos centrales han aplicado para controlar dicha inflación.
El balance comercial neto de alimentos muestra que principalmente los países de el Caribe, junto con México y Venezuela, son deficitarios en alimentos, a diferencia de lo que sucede con la gran mayoría de países de Sudamérica, cuyo saldo no sólo es positivo, sino que en los casos de Uruguay, Argentina y Paraguay se ubica en alrededor de 10 por ciento del PIB.
Respecto al análisis de los precios de los alimentos, es indudable que la región no ha quedado aislada de los movimientos abruptos en los precios internacionales, particularmente en lo que va de 2008. Considerando 16 economías de la zona, el promedio de inflación acumulada en enero-mayo de 2008 general y de alimentos se ubica en 5 y 7.2 por ciento, respectivamente, en tanto que en los últimos 12 meses la variación de cada uno de los índices fue de 11.1 y de 17.5 por ciento, en cada caso.
Las rebanadas del pastel
Por lo visto, el inquilino de Los Pinos no tarda en salir a la calle en busca del candidato chaparrito, pelón y de lentes para que le cumpla, y “sumarse” (como si él no tuviera nada que ver) al “justo reclamo” de millones de mexicanos que exigen empleo, precios accesibles, salarios con poder de compra real, seguridad social, crecimiento económico sostenido, desarrollo, productos y servicios de calidad, educación ídem, fin de la impunidad, gobiernos que gobiernen, autoridades que protejan el interés ciudadano y demás urgencias de una población que sólo obtiene una respuesta: discursos.

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